Desde patrones geometricos hasta motivos elaborados, cada pieza es una obra de arte comestible.
Sato visito Tailandia en 2004, donde pudo perfeccionar sus habilidades para tallar frutas.
Este arte tradicional originalmente se utilizaba para decorar los banquetes de la familia real.
Su creciente portafolio muestra su vasta creatividad y el amor por su oficio.